No todas las historias de emprendimiento nacen entre planes de negocio y proyecciones en Excel. Algunas, como la de Aurihel Lugo, comienzan con una maleta llena de incertidumbre, un bebé en brazos y una fe inquebrantable en que, a pesar de todo, se puede salir adelante.
Hace cinco años, Aurihel llegó a Colombia desde Venezuela. Al principio, su prioridad era adaptarse, sobrevivir y aprender cómo moverse en un país nuevo. Tres años después, nacía Punto Fajas y Más, su tienda de ropa interior y prendas de control. Lo que parecía un negocio modesto terminó revelándose como una poderosa herramienta de empoderamiento personal y profesional. Porque vender fajas no era solo ofrecer productos: era entender a sus clientas, organizar un negocio en crecimiento y enfrentar cada día como una batalla por su independencia.
Y en el proceso, también se convirtió en mamá.
De radiología a emprendimiento: cuando el instinto se convierte en impulso
Antes de ser comerciante, Aurihel era técnica radióloga. Su formación estaba lejos del comercio, pero su espíritu siempre fue inquieto. En Venezuela había tenido una tienda de accesorios, impulsada por la necesidad y las ganas de hacer algo propio. Cuando llegó a Colombia, ese instinto emprendedor resurgió, pero el contexto era distinto: nuevas reglas, una economía diferente y un ecosistema comercial más desafiante.
Probó de todo: vendió tapabocas en pandemia, ofreció alcohol, bisutería, jeans, zapatos… hasta que encontró en las fajas un producto que no solo se vendía, sino que le permitía generar conversaciones con sus clientas, entender sus cuerpos, sus necesidades y brindarles confianza.
Pero emprender sin herramientas no es lo mismo que emprender con estructura. Durante su primer año, Aurihel tenía ventas, pero no tenía claridad. ¿Estaba ganando? ¿Perdiendo? Llevaba cuentas en un cuaderno, descargaba apps que no entendía, hacía malabares con Excel… todo sin lograr el control que tanto necesitaba.
El miedo más grande no era no vender, era no saber cómo manejar lo que se vendía. Sentía que, en cualquier momento, podía perder el rumbo.
De radiología a emprendimiento: cuando el instinto se convierte en impulso
Todo cambió el día que conoció Karrot. Fue casi por accidente: una consultora de negocios se acercó a su asesora para hablarle del sistema, y mientras escuchaba la explicación, Aurihel supo que era lo que estaba buscando. No tuvo que pensarlo mucho: “Esto es para ti”, le dijeron. Y así fue.
Karrot no fue simplemente una plataforma más. Fue una solución real, construida para personas como ella: emprendedoras que necesitan claridad, practicidad y control. Desde el primer día, se sintió acompañada. Pudo dejar atrás el cuaderno y comenzar a gestionar su negocio con herramientas reales: reportes de ventas claros, inventario siempre actualizado, control total sobre la fabricación y precios diferenciados para sus diferentes tipos de clientas.
Hoy puede ver sus cifras en tiempo real, tomar decisiones con seguridad, planear reposiciones con criterio y entender cuáles productos funcionan mejor. Ya no hay improvisación. Todo está en Karrot.
Y si algo no funciona, el soporte siempre está disponible. “Nunca me habían atendido tan bien. Hay videos, la página web, y si tengo una duda, siempre hay alguien para ayudarme.” Esa cercanía, para Aurihel, ha sido una de las cosas más valiosas. Porque no se trata solo de tener una herramienta, sino de saber que hay un equipo detrás que realmente quiere que su negocio crezca.
De radiología a emprendimiento: cuando el instinto se convierte en impulso
Ser mamá, migrante y emprendedora no es fácil. Pero Aurihel lo ha hecho con una mezcla admirable de disciplina, resiliencia y sensibilidad. Hoy sueña con tener más locales, con ayudar a otras mujeres a independizarse, con seguir creciendo sin sacrificar su tranquilidad.
Y sabe que, para lograrlo, necesita tener sus cifras claras, sus procesos organizados y un sistema que le dé soporte.
“Para los que están empezando y para los que ya están posicionados… aunque uno a veces se vea pequeño, hay negocios más grandes que todavía están con el cuaderno. Esto —Karrot— es un alivio. Yo me puedo ir a dormir tranquila sabiendo que todo está ahí, en orden.”
Karrot no solo le ha dado herramientas: le ha devuelto el control. Y con control, viene la confianza. Y con confianza, vienen los sueños grandes.
🛍️ Punto Fajas y Más es un ejemplo inspirador de cómo la voluntad, la organización y la tecnología pueden combinarse para crear un negocio sólido, humano y lleno de propósito. Si estás en Bogotá y buscas atención cercana, productos pensados con empatía y una historia real detrás de cada prenda, no dejes de visitar este local que está transformando la manera en que muchas mujeres ven —y sienten— su cuerpo, su fuerza y su capacidad de emprender.